Genesis, 14, 18-20
Melquisedec, rey de Salem, era sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abram, diciendo: "Bendito sea Abram por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos."
Y Abram le dio un décimo de cada cosa.
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: -"Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía."
Lo mismo hizo con la copa, después de cenar, diciendo: -"Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía."
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Evangelio según S.Lucas 9, 11b-17
Jesús hablaba a la gente del reino de Dios y curó a las personas que lo necesitaban.
Por la tarde, los doce se le acercaron y dijeron a Jesús: "Despide a la gente; que vayan a los pueblos y cortijos cercanos a buscar casa y comida, porque aquí estamos en descampado."
Él les contestó: "Dadles de comer vosotros."
Ellos contestaron: "Solo tenemos cinco panes y dos peces; debemos ir a comprar comida para toda esta gente."
Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: "Decidles que se sienten en grupos de unos cincuenta."
Lo hicieron así, y todos se sentaron.
Él, tomó los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, los bendijo, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos bien y recogieron las sobras: doce cestos.