Una tarde calurosa, el rey David salio a la terraza de palacio y vio bañarse a Betsabe, la mujer de Urias, que estaba en la guerra.
La batalla de esta mujer se mide por la profundidad de las heridas inflingidas al amor. David se acosto con Betsabe, que volvio a su casa y despues de un tiempo le mando recado de que estaba encinta.
La marcada honradez y entereza de Urias hizo que siempre se recordara a Betsabe como "la de Urias" aun despues de muerto, a pesar de contar a partir de entonces con el afecto del rey David, que la llevo a su casa y la amo de verdad.
Dios desaprobo el modo de proceder del rey, por eso Betsabee le daria un hijo sin nombre, un hijo que moriria al poco de nacer.
David se reconcilio con Dios por medio del arrepentimiento, el ayuno y la soledad. La segunda vez fue distinta a la primera: el lecho fue un lugar de reencuentro, de perdon y de tierna compasion. De esta union nacio Salomon, hijo amado de Dios, que construyo el templo de Jerusalen.