Domingo 3º del t. Ordinario (C)


libro de Nehemías, 8
El sacerdote Esdras abrió el libro a vista de todo el pueblo, pues se hallaba en un puesto elevado, y cuando lo abrió, el pueblo entero se puso en pie. Esdras pronunció la bendición del Señor Dios grande y el pueblo entero, alzando las manos, respondió: "Amén, Amén"; se inclinó y se postró rostro a tierra ante el Señor. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el Gobernador, Esdras, el sacerdote y letrado, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: -Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis. (Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la ley) Y añadieron: -Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No esteis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.

Salmo 18,8 Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

1ª Carta a los Corintios, 12: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es tambien Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro.

Evangelio según S. Lucas, 4, 14-21: Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Jesús enseñaba en las sinagogas y todos hablaban bien de El. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados y se puso en pie para leer la lectura. Le entregaron el Libro del profeta Isaías y encontró el texto donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar liberad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor ". Jesús enrolló el libro, lo devolvió y se sentó. Todos tenían los ojos fijos en él. Y él les dijo: -Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oir.