Domingo solemnidad de la Epifanía (C) 6 enero 2013


Profecía de Isaías, 60, 1-5 ¡Jerusalen, levántate y resplandece porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre tí! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero el Señor amanecerá sobre tí, su gloria aparecerá sobre tí y los pueblos caminarán hacia tu luz; caminarán los reyes hacia el resplandor de tu aurora, Jerusalen. Levanta la vista y mira alrededor: se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, traen a tus hijas en brazos. Radiante de alegría, tu corazón se asombrará, se ensanchará cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos: Una multitud de camellos te inundará. Todos vienen de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor

Salmo 71: Todos los pueblos de la tierra se postrarán ante Ti, Señor

Carta de S. Pablo a los Efesios, 3-2-3a. 5-6 Hermanos: habéis oído hablar del reparto de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. El misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos,se me dio a conocer como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles (los extranjeros de Jerusalen) son coherederos, son miembros del mismo cuerpo y participan de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Evangelio de S. Mateo 2, 1-12 Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalen preguntando: - ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? porque hemos visto su estrella y venimos a adorarlo? El rey Herodes se enteró, se sobresaltó y con él todo Jerusalen tambien; Herodes convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos contestaron: - En Belén de Judea, así escribió el profeta: "Y tú Belén, tierra de Judea, no eres la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel". Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran en qué tiempo había aparecido la estrella, y los mandó a Belén. Herodes dijo a los moagos: - Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y cuando lo encontréis, avisadme para ir yo tambien a adorarlo". Ellos se pusieron en camino y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que se paró encima de donde estaba el Niño. Los magos se alegraron inmensamente.

Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y en sueños recibieron un consejo para que no volvieran a Herodes y ellos se marcharon a su tierra por otro camino.