Domingo 15º t. Ordinario (A)




Libro de Isaías (55,10-11):

Así dice el Señor: «Igual que la lluvia y la nieve bajan del cielo, y vuelven allá después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Sal 64, La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Carta de S. Pablo a los Romanos (8,18-23):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está sufriendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Evangelio según S. Mateo:

Jesús salió de casa y se sentó junto al lago. Mucha gente fue a ver y a escuchar a Jesús y Él se subió a una barca; y la gente se quedó de pie en la orilla.
Jesús les habló con parábolas y decía: -«Un hombre fue a sembrar en su campo. Algunas semillas cayeron al borde del camino y los pájaros se la comieron.
Otras semillas cayeron entre piedras, con poca tierra y poco profunda; un tallo salió enseguida; pero, al salir el sol, se quemó porque no tenía raíz y se secó.
Otras semillas cayeron entre hierbas malas, que al crecer ahogaron las semillas.
Y también cayeron semillas en tierra buena y esas semillas dieron fruto: unas, cien; otras, sesenta; y otras, treinta.» Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron por qué hablaba con parábolas. Jesús les contestó: -«Vosotros podéis conocer los secretos del reino de los cielos pero ellos no. Porque a la persona que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo poco que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran pero no ven y escuchan pero no oyen ni entienden. Mirad lo que significa esta parábola: La semilla al borde del camino es como una persona que escucha la palabra de Dios sin entenderla; luego viene el demonio y roba lo sembrado en su corazón. La semilla que cae en tierra con piedras es como la persona que escucha la palabra de Dios y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, le falta constancia, y, cuando tiene una dificultad, se rinde. La semilla que cae entre hierbas malas, es como la persona que escucha la palabra de Dios; pero las dificultades y problemas de la vida y la tentación de las riquezas la ahogan. La semilla que cae en tierra buena, es como la persona que escucha la palabra de Dios y la entiende; esa persona dará fruto: unas cien, otras sesenta y otras treinta.