San Pedro y San Pablo. Domingo 13º t. Ordinario (A)




Hechos de los apóstoles 12,1-11:

El rey Herodes persiguió a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su cuidado a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda.
Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: -«Date prisa, levántate.»

Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: -«Ponte el cinturón y las sandalias.»
Pedro obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.

Pedro pensó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de los judíos.»

Sal 33, El Señor me libró de todas mis ansias

Lectura de la 2ª carta de S. Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18:

Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me espera la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio según san Mateo 16,13-19:

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos le contestaron:
-Unos dicen que eres Juan Bautista; otros, que eres Elías, y otros dicen que eres un profeta.
Y Jesús les dijo:
-Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Pedro le contestó:
-Tú eres el Enviado, el Hijo de Dios vivo.
Y Jesús le dijo:
Feliz tu, Simón, porque esto no te lo ha dado a conocer nadie de la tierra, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y los poderes del Infierno no la vencerán. Te daré las llaves del Reino de los cielos y lo que hagas en la tierra quedará hecho en el cielo.