Domingo 31 t. ordinario (C)




Sabiduría 11, 22–12,2:

Tú tienes compasión de todos, porque lo puedes todo y no te fijas en los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo podrían existir los seres, si tú no lo hubieras querido? ¿Cómo podrían conservarse, si tú no lo ordenaras? Tú tienes compasión de todos, porque todos te pertenecen, Señor, y amas todo lo que tiene vida, porque en todos los seres está tu espíritu inmortal. Por eso, a los que pecan los corriges y reprendes poco a poco, y les haces reconocer sus faltas, para que apartándose del mal crean en ti, Señor.

2ª Carta de S. Pablo a los Tesalonicenses 1, 11-22:

Hermanos: Siempre rezo por vosotros, para que nuestro Dios os ayude en el trabajo que os ha dado y para que con su fuerza os permita hacer cosas buenas y continuar manteniendo la fe; para que así Jesús nuestro Señor sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de Él.
Por la última venida de nuestro Señor Jesucristo y también de nuestro encuentro con Él, os pido que no os preocupéis como si yo dijera que el día del Señor está muy cerca.

Salmo 144, bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey

Evangelio según S. Lucas 19, 1-10

Un hombre rico, llamado Zaqueo, quería ver a Jesús pero había mucha gente y no podía, porque era bajo de estatura. Por eso se subió a un árbol, para ver pasar a Jesús.
Cuando Jesús le vio, le dijo:
Zaqueo, baja pronto de ese árbol, porque hoy voy a ir a tu casa.

Zaqueo bajó del árbol y muy contento recibió a Jesús en su casa.
Y todos murmuraban diciendo: Ha entrado a comer en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: Señor, doy la mitad de mi dinero a los pobres; y si he robado a alguna persona, le daré cuatro veces más.
Jesús le contestó: -"Hoy es la salvación de esta casa; pues éste es hijo de Abraham también. Porque el Hijo del Dios ha venido a buscar y a salvar a las personas que estaban perdidas".