Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntarse con ellos pero crecía el número de creyentes que se adherían al Señor. La gente sacaba enfermos a la calle y los ponía en camillas para que al pasar Pedro les llegara su sombra. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén llevando enfermos y poseídos y todos se curaban.
Salmo 117:Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Libro del Apocalipsis 1, 9-11a.12-13.17-19:
Yo Juan, soy vuestro hermano en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, yo estaba desterrado en la isla de Patmos, por predicar la palabra de dios y dar testimonio de Jesús. Un domingo oí a mis espaldas una voz potente, como una trompeta, que decía: Lo que ves escríbelo en un libro y envialo a las siete Iglesas de Asia. Me volví a ver quien hablaba y vi siete lámparas de oro y en medio de ellas una figura humana vestida con larga túnica con un cinturón de oro. Al verla, caí a sus pies como muerto. El puso la mano derecha sobre mí y dijo: -"No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y ya ves, vivo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la Muerte y del Infierno. Escribe lo que ves, lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.
Juan 20,13-31:
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró, se puso en medio y les dijo: -"Paz a vosotros". Y les enseó las manos y el costado. Los discípulos estaban llenos de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: -"Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo". Y exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: -"Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos". Tomás no estaba con ellos. Y los otros discípulos le decían: -"Hemos visto al Señor". Pero Tomás contestó: -Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Las puertas estaban cerradas, Jesús llegó, se puso en medio y dijo: -"Paz a vosotros". Luego dijo a Tomás: -"Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente". Tomás contestó: -¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo - "¿Crees porque me ves? Dichosos los que crean sin ver" Muchos otros signos hizo Jesús a la vista de los discípulos, que no están escritos en este libro. Estos se han escrito para que vosotros creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.