Claudia Prócula


La Iglesia Ortodoxa Griega le puso el hábito de Santa.

Aunque es discutible su conversión al cristianismo, debemos rescatar su gran mensaje; un mensaje de solidaridad con el dolor, con la esperanza de que todo es pasajero y. más aún, que las heridas siempre sanan.

Ella, como esposa del Procurador Romano en Judea, fue, tal vez, la persona que influyó decididamente en él para que entrara en dudas para no acceder ante los acusadores judíos, suplicándole a su esposo Poncio Pilatos para evitar la condena de Jesús.

Le pidió que no condenara a Jesús porque había tenido un terrible sueño.
Este pasaje es recogido por el Evangelio según S.Mateo.

Dicen que Claudia Prócula quedó maravillada por el misticismo hebreo; otros, además, sostienen que ella entró en contacto con los seguidores del cristianismo por boca de su criada, una fenicia que creía en el mensaje de Jesús.

Si recordamos el film de Mel Gibson, en pleno proceso ante Pilatos, vemos a la esposa del romano muy dolida e identificada con el dolor de las dos Marías - La Madre y la Magdalena-, trás los descomunales castigos y azotes aplicados a Jesús.
Claudia Prócula se acerca a ellas y, llevando unos paños sobre sus brazos, se los entrega con pena y delicadeza para que limpien la sangre del nazareno regada en el suelo tras los excesivos latigazos propiciados por los soldados romanos.